¡Este año sí cumplo las resoluciones!
Para muchas personas, Año Nuevo representa el inicio de un nuevo ciclo, un nuevo libro en blanco para escribir la vida que desean para sí mismos. Parte de la tradición de “Año Nuevo, Vida Nueva” incluye establecer las Resoluciones del Año. Es la lista de cosas que se quieren conseguir durante el año que comienza. Popularmente las listas incluyen: bajar de peso, hacer ejercicios, ahorrar, dejar un mal hábito como fumar, etc. Los primeros días del año se llenan los gimnasios, los parques; los carritos del super van llenos de comida saludable. La gente está muy motivada en enero.
Lastimosamente, a medida que el año transcurre, la motivación va disminuyendo, los viejos hábitos comienzan a regresar y nos convencemos con nuestras propias excusas. Pero ¿por qué? Si las resoluciones fueron hechas con convicción y ganas, ¿por qué es tan difícil mantenerlas? Y más importante, ¿qué podemos hacer para cumplirlas?
- Sé específica con tus metas.
“Pasar más tiempo con la familia” es una meta demasiado amplia. Mientras más amplia la meta, más fácil es ponerte excusas. “Ahorraré $10 a la semana” es específico; “ahorrar” es difuso.
- Sé realista.
La mayoría de las resoluciones de Año Nuevo fallan porque son demasiado difíciles. No es lo mismo proponerse “leer un libro cada semana” que “leer al menos 20 minutos tres o cuatro días a la semana”. No se trata de establecer metas demasiado bajas, pero sí de dar espacio a lo imprevisto. Si estableces una meta demasiado exagerada, aumentan las posibilidades de que un día la falles y te desanimes del todo.
- Poco a poco.
Los hábitos, tanto los buenos como los malos, toman tiempo en desarrollarse. No sientas que tienes que cambiarlo todo a la vez, a la perfección. Enfócate en dominar un cambio a la vez.
- Comienza de menor a mayor.
Empieza por las cosas de tu lista que sean más fáciles de cumplir. Así aumentarás tu sentido de bienestar y de autocontrol.
- Mide tu progreso.
Lleva un diario de tu progreso. Puedes llevar una cuenta diaria de los vasos de agua que tomas, o de los días que llevas sin fumar. A medida que vayas viendo la sucesión de “retos” cumplidos, no querrás romper la cadena.
- Pero si la rompes, ¡reponte!
“Si ya rompí la dieta, mejor ¡la rompo con ganas!”. Nadie es perfecto. Cosas inesperadas pueden pasar. Pero no lo empeores. Haz lo mejor que puedas dentro de una mala situación, y retoma tu curso lo antes posible. Recuerda que estás modificando viejos hábitos; ellos tenderán a aparecer si tienen oportunidad. Pon en practica tu nueva conducta lo antes posible.